jueves, 26 de abril de 2012

Agradecimientos y continuación de "Nuevas oportunidades"

Mis Estimadas Damas:

En esta oportunidad, junto con la continuación de la historia quiero agradecer por la entrega de dos Premios para mi blog, los que han sido otorgados por mi amiga Jazmín del Blog: http://quisieraseramanda.blogspot.com

Confieso que para mí estos son los primeros premios de la blogesfera, así que estoy muy contenta, sobre todo por que Jazmín me haya considerado para ello. 

He aquí los premios:

El primero que está en alemán significa: "El blog más querido".




Y, el segundo es: "Premio Dardos", el cual reconoce los valores que cada blogero/a muestra a diario en su rinconcito, como creatividad, talento, originalidad, valores personales, etc.


 Agrego, además, que aparte de la entrada pondré los premios en un lugar especial del blog.
                         
Y bien, para finalizar con esta entrada la continuación de la historia:



Nuevas oportunidades (tercera parte)

 
Cuando la puerta emitió su último sonido y, el silencio se presentó, la casa comenzó a hacerse gigante para Antonio. Un vacio llegó a reinar sus pensamientos. Luego, la desesperación y el miedo llegaron como respuesta. ¿Cómo había permitido que la escena de la tarde derrumbara todo lo que hasta hoy, con tanta fuerza de voluntad, había conseguido? Su vida que había sido un caos, tras la pérdida de Camila, había tomado un nuevo rumbo. Decidido a no dejarse vencer por la tristeza; se dispuso a cambiar. Todos los excesos, con los que se dañaba tan frecuentemente, habían desaparecido. Sus heridas comenzaron a sanar, ya no deseaba morir. El mundo había vuelto a ser un lugar en donde quería estar, y disfrutar de la vida. Una segunda oportunidad le fue ofrecida. Sabía que no volvería a ser el de antes, la lección que aprendió no le permitiría volver a dañar a nadie de la misma manera. 

Y ahora, se encontraba sin saber qué hacer. Pues sus sentimientos hacia Camila eran innegables, pero también sus circunstancias. Sin duda había decidido casarse. Esta decisión la tomó después de fijarse cuan paciente fue su querida compañera Elena, y estaba convencido que a partir de ese momento jamás volvería a pensar en Camila.

Elena era una joven alegre, unos años más joven que Antonio, lo que permitía que él se sintiera revitalizado por su energía y ganas de vivir, no poseía una belleza desbordante, pero sin lugar a dudas su carácter era lo que le aportaba un aire realmente encantador.

La conoció en una de sus rutinas de ejercicio en el gimnasio, ella no sabía cómo programar la trotadora y le pidió ayuda a la que él respondió: “Es mejor disfrutar del aire libre”. Así fue como se hicieron compañeros de entrenamiento. Todos los fines de semana se juntaban desde muy temprano para recorrer unos cuantos kilómetros en dirección a un parque para hacer ejercicio. A los pocos meses se dieron cuenta que conversaban más que hacer cualquier cosa parecida al ejercicio, por lo que decidieron verse en otro lugar. Para, Antonio, resultó muy agradable no ver a su compañera vestida de sport, en cierta medida ya la veía como a un igual y en ese momento pudo darse cuenta de su femineidad.

La confianza creció mientras transcurrió el tiempo y por fin cada cual contó sus desventuras. Por lo que supo Antonio, ella se sentía muy sola, porque sus padres decidieron viajar luego que su hermano y ella terminaron sus carreras, con lo que escasamente recibía noticias de ellos y se quejaba de que cuando las obtenía eran demasiado escuetas, y esto lo entendió luego de visitarla en casa. En aquella ocasión solidarizó con lo que sentía Elena, su casa era gigantesca y se sentía un vacio, pues estaba llena de recuerdos familiares los que indicaban que en algún momento había sido testigo de muchas reuniones y momentos felices; no dijo nada, pero sintió envidia porque desde que tenía uso de razón siempre había estado solo. También pudo dar fe que las quejas de Elena tenían una buena base, en los correos electrónicos que enviaban solo aparecía una foto acompañada de un “Estamos bien, besos”. Luego, de ver todas esas fotografías para él resultaba evidente el sentimiento de abandono que ella sufría.

 Comenzó a admirarla al percatarse que, aunque, todo esto pasaba ella no dejaba de lado su buen humor y, siempre daba más de si de lo que podía. Él juró que jamás olvidaría su expresión cuando pudo contarle como había pasado los tres últimos años de su vida. En un tono de serio reproche que acompañó luego con una carcajada le aseguró que, ella, jamás hubiera pensado que él fuera la persona que acababa de describir. —Me estas mintiendo, tú no podrías ser así— esa observación causó en, Antonio, un estremecimiento al recordar lo vivido y la razón que lo llevó a actuar de esa manera, mas ella lo supo entender demasiado bien para ser mujer.

Enseguida, Elena, sin fijarse le pregunto si aún amaba a Camila. Él no necesitó responder, pues por su gesto supo que había dado la respuesta antes de pronunciar palabra. Ella agregó, sin reservas, que le gustaría mucho ser objeto de su amor en un futuro, ante lo cual, Antonio, le respondió entre risas que ya estaba casi listo y, sin más provocación que esto ella le beso. La sorpresa le dejó inmóvil sin saber cómo actuar por unos segundos, pensando luego que ésta era la oportunidad que estaba esperando hace tanto tiempo y fue con Elena con quien decidió comenzar a recorrer un nuevo camino.

Sólo hace tres meses habían decidido casarse, y aunque desde ese instante, Elena, había cambiado, pues estaba permanentemente a la defensiva, dispuesta a discutir por cualquier situación, aunque fuera insignificante; él, lo atribuía a la presión que acompañaba una decisión como esta. Estaba muy lejos de pensar en lo que ocurriría a la mañana siguiente. Bajo los efectos de estos pensamientos se encontraba, cuando por fin el sueño reclamó descanso para su cuerpo.

Cuando despertó, el sol llegaba fuertemente a su ventana. Rió una vez más por causa del mal pronóstico del señor del tiempo, que tal como preveía a su reinado le llegaba el fin. Este fue el único pensamiento agradable que su ánimo le permitió por la mañana, porque la preocupación volvió apoderarse de él.

Sabía que amaba a Camila, pero ¿estaba dispuesto a dejar todo lo que hasta ese entonces había conseguido?, y es más abandonar a aquella mujer que le ayudó en un momento difícil solo por aventurarse a una suerte que ni siquiera él sabía el final. Su amor por, Elena, no estaba en duda de manera alguna, él sabía conscientemente que ella lo había ganado con paciencia, solo por estar, aunque él en ese entonces no demostrara ningún interés por ella en ese aspecto. ¿Amor? Se decía constantemente, era evidente que no podía ser la misma clase de amor que sentía por Camila, pensó que quizás era más fraterno de lo que quiso creer hasta ahora. Del cual no supo en qué momento llegó a pensar que era de otra manera, la misma que lo había llevado a pensar en formar una vida juntos.

Sus pensamientos sin duda lo llevaban a creer que estaba actuando de forma muy egoísta, pero ¿cómo podría pensar de otra manera cuando la tranquilidad o, tal vez, la felicidad llegaban nuevamente a su vida? Y tratando de rectificar en su manera de pensar quiso convencerse que no sería malo en dejar que cualquier cosa tomara su rumbo, tal como le había dicho su amigo, se mantendría al margen. Le fue imposible convencerse, era a él, a quien éstas nuevas circunstancias le trazaban un nuevo rumbo ¡cómo podía pensar, siquiera, en dejar que esto ocurriese sin participar en ello!, fuera cual fuera el resultado su esfuerzo debía estar reflejado en el. En cuanto reconoció que no sabía cómo actuar, una respuesta inesperada llamó a su puerta.

Continuará... 


miércoles, 18 de abril de 2012

Nuevas oportunidades (segunda parte)


      El sonido del timbre lo distrajo de sus recuerdos, se asomó por la ventana pero no vio a nadie, aunque se percató de un papel en la puerta del jardín. Bajó rápidamente la escalera y salió a la calle por si encontraba al portador del mensaje, lo cual fue en vano. Su corazón se exaltó, no sabía si le engañaba. Estaba seguro que tenía que ver con su encuentro de la tarde. Trató de calmarse respirando hondo. La bocanada de aire que tomó recorrió su cuerpo casi explotando en su corazón; indicio, que no había conseguido el efecto deseado. Entró, buscó el sofá y cayó sobre éste. No sabía qué hacer. Si su sospecha era verdad, tal vez, su futuro se definiría de una vez por todas; por lo que la angustia y espera de tantos años por fin desaparecería. Cuando se pudo controlar despegó de una punta aquel papel y en su interior sólo encontró una palabra. ¿Qué podía significar aquello?, aunque se decepcionó no dejó por menos de  sentir felicidad, porque ella estaba dando señales de su regreso y se dirigía a él, quien sin sospechar que el juego que había comenzado cuando la conoció se había transformado en enemigo de esa felicidad que esperaba desde hace años.     
     Con lo sucedido se decidió a soñar esperaba que ella no tardara en aparecer. Recordó el momento cuando ella huyó. Estaba junto a él, inquieta como si esperara que ocurriera algo y fue en ese momento en que él se acercó, inclinándose, pues estaba sentada en un silloncito fuera en el jardín. Tomó sus manos y mirándola fijamente intentó besarla. La reacción de Camila fue rápida e inesperada, ella esquivó y dio fin a su intento, él no comprendía bien toda esta situación ya que pensaba había sido la oportunidad que esperaba y la actitud de ella le produjo una angustia que, para ser sincero, jamás había tenido con nadie más que no fuera para sí, aunque  momentánea, pues en seguida pensó en él. ¿Qué podía estar sucediendo?, ¿se habría dado cuenta de sus intenciones?, en ese instante se percató de que no estaba dispuesto a perderla, aún no teniendo claro sus propios sentimientos comenzó a decir: “Desde que te vi produjiste algo que no puedo explicar y he buscado  distintas formas de acercarme a ti, pero creo que mis intentos han sido en vano—y cuando ella levantó la vista pudo ver como sus ojos estaban húmedos y que algo en ellos había cambiado, no sabría describir bien lo que pasaba, pues ella no dijo una sola palabra, así que continuó—. Debo confesar que jamás había conocido a alguien como tú, pero terminé atraído, todo lo que hago me recuerda a ti. Por favor dime que también mi presencia produce algo en ti”. En ese momento, ella, con una sonrisa que le permitió sentirse  vencedor, ante aquella escena, lo dejó completamente desconcertado; pues dio media vuelta y entró a su casa.
     Debió admitir que en ese tiempo sentía una furia…, estaba totalmente enojado con ella, porque en el tiempo en que la trató la definió como una mujer inteligente y controlada, de la cual jamás pensó que pudiera escapar sin darle una respuesta; aunque, no fuera favorable para él. Con el paso de los días se preguntó si él podría encontrarla y decidido comenzó la búsqueda, fue primero a la casa de los padres de ella y nadie supo qué responder, porque al igual que él estaban todos muy asombrados.
      La situación los había tomado por sorpresa, jamás habían visto que ella actuara a la ligera. Le dijeron que Camila una mañana los reunió a todos y les dijo que debía partir, pues la llamaban de un trabajo que había estado esperando, que la perdonaran si era tan abrupta la manera en que esto se había producido, pero que varios días estuvo meditando la situación y era una oportunidad que no podía desperdiciar, que cuando estuviera bien instalada les avisaría en donde se encontraba y que no preocuparan pues ella confiaba en que todo saldría como esperaba; pero que en realidad ellos estaban preocupados, pues le notaron más triste de lo que debía ser esa situación para ella y quisieron convencerse que era producto de la nostalgia que sentiría por su hogar al partir.
     Pero no fue hasta que se encontró con Alejandro que supo ciertas sus sospechas; ella encontraba que algo extraño ocurría, no entendía como una persona con sus características podía presentar tanto interés en ella, se consideraba una mujer casi invisible para los hombres, pues su timidez siempre la mantuvo alejada de toda situación amorosa. Y no le resultó difícil averiguar cómo era él con una persona que lo conocía más que ella. Preguntó sobre su carácter y si encontraba que su comportamiento era normal para con ella. Su amigo, un poco más serio de lo normal comentó que no había podido ocultarle su forma de actuar para con la mayoría de las mujeres, advirtiéndole que fuera prudente, pues él no tenía manera de comprobar que esta vez fuera distinta. Cuando llegó a este punto de sus recuerdos pudo unir varias ideas que rondaban su mente, además resultaba evidente para él que la imprudencia de Alejandro al confesar su forma de actuar hasta ese entonces fue fatal, comenzó a preguntarse si Alejandro tendría un interés particular en que Camila se enterara de todo. Relacionó, además su desaparición que duró aproximadamente un mes y a la cual no quiso darle mayor importancia; sólo que ahora se daba cuenta de lo sospechosa que resultaba.
     Decidió llamarle para conversar, discó varias veces el número pero no logró comunicarse, su intranquilidad fue creciendo, porque para él estaba claro; si alguien debía saber del regreso de Camila, ese sin duda era Alejandro, pues la familia de ella había regresado al campo después de dos años aludiendo que no lograron adaptarse nunca a una ciudad tan caótica como fue la capital para ellos.
        Comenzó a prepararse para salir dudando a momentos, por la hora, ya que sería abusar demasiado de la confianza que tenía con Alejandro; pero aferrado a esta razón esperaba ser comprendido. En repetidas ocasiones había sido Alejandro quien le advirtió que no jugara con los sentimientos de Camila, que considerara que una persona como ella no merecía algo semejante y, que luego de su desaparición fue a quien pudo confesar lo que estaba sintiendo. Cuando llegaba a la puerta se sorprendió de verle, era como si estuviera llamándole con el pensamiento, un suspiro de alivio salió de él y lo recibió con una sonrisa que demostraba cuanta esperanza ponía en ese encuentro.
     Alejandro, se mostró distante, pensativo. Lo sintió muy nervioso, y Antonio, decidido a no seguir esperando rompió el silencio.
    — ¿Sabes, ella regreso?
    —Sí, lo sé hace una hora estuve conversando con ella.
    —Y…—dudó— ¿aún está enojada?, ¿preguntó por mí?
    —En realidad no puedo referirme al asunto entre ustedes. He decidido alejarme. Es algo que deben resolver ustedes, sin que nadie pueda influir en las decisiones que tomen de ahora en adelante. 
       El estado de ánimo de Antonio cambió; después de la esperanza llegó la ira, que invadió su cuerpo. Trató de apaciguarse por lo que  caminó hacia la cocina e invitó a su amigo a sentarse en una pequeña mesa que se encontraba junto a la ventana. Tomó una botella de whisky y la puso en el centro de la mesa, Alejandro, le miró impresionado y dudando de recibir aquella bebida dijo a modo de reproche:

    — ¿Pensé que hace mucho habías dejado esto?… no vuelvas con lo mismo por favor— se levantó para dar un fuerte apretón en el brazo de su amigo— estuviste muy mal cuando te dio por beber durante…

    Pero una sonrisa apareció en el rostro de Antonio

    —No te preocupes hombre, ya no me entrego a esto como antes, además, si puedes olfatear es sólo agua…. Creo que así no me engaño. Está botella— apuntando— me recuerda lo tonto que fui al querer olvidar de aquella manera.

        El silencio los invadió, dando paso a la intranquilidad en ambos. Uno había tomado la decisión de no referirse a nada de lo que estaba ocurriendo y otro deseaba aclarar completamente las dudas que surgieron durante la tarde tras sus recuerdos, y fue este último quien habló:
    
    —Sé que decidiste no hablar de lo que ocurre, pero necesito saber del pasado —no hubo interrupción—. Y… bueno, por tu silencio espero puedas hablar de él. Ese mes…que estuviste de viaje, luego de la desaparición de Camila, ¿fue para reunirte con ella? —una afirmación con la cabeza fue lo que permitió que continuara— Fue por…interés personal —una vez más recibía un sí, y con esta nueva respuesta los celos se apoderaron de él—. ¿Cómo pudiste engañarme todo este tiempo? Todo este tiempo he pensado que éramos amigos… ¿y ahora sales con esto? —una mano en señal de detente le permitió a Alejandro decir:
    
    —Y jamás hemos dejado de serlo, no interpretes mal las cosas. Si bien estuve con ella ese mes, nunca he sentido más que  un afecto de hermano. Desde que la conocí me inspiró ternura y por ello la quise proteger de ti… ¡perdón!... pero tú sabes que fui  quien le advirtió de cómo eras realmente por ese entonces. Y también, que he lamentado demasiado todo lo que sucedió, y es por este motivo que no interferiré. Deseo de todo corazón que puedan solucionar todo de una vez, y tal vez, puedan quedar como amigos.
   Al pronunciar la palabra “amigos”, Antonio, lo miró como no entendiendo.
   —Recuerda que te vas a casar. No olvides tu compromiso con Elena —agregó—. Que mala memoria tienes — esto lo dijo con una sonrisa lánguida y dando unos pequeños golpes en su hombro agregó—. Es demasiado tarde y por la expresión de tu rostro creo tienes mucho en qué pensar. Adiós, si necesitas…bueno lo que sea…sabes dónde comunicarte, no te entretengo más.

Continuará...

miércoles, 11 de abril de 2012

Nuevas Oportunidades





Realmente fue una sensación extraña la que comenzó a sentir cuando vio como aquella mujer pasaba a su lado, siendo objetivo no tenía nada de extraordinario,  pero aún así no pudo evitar sentir aquello. Cuando por fin la reconoció pudo comprender en parte esa sensación, ante él, como una aparición volvía el pasado del que creía estar a salvo desde hace tiempo. Ella siguió su camino sin detenerse; es más, parecía no percatarse de la persona que pasaba a su lado. Ante esto, Antonio, sintió alivio de no ser reconocido, pues no se sentía preparado para hablar con quien hace tantos años lo dejara sin ninguna explicación.
Al llegar a casa ya no pensaba como hace un momento atrás. Se desesperó al pensar que quizás él no significó nada en su vida, ni siquiera un recuerdo. Analizando con más detenimiento la escena de la tarde, trató de recordar su rostro que tan hermoso le parecía desde que la vio por primera vez, pero en aquel momento se sintió tan nervioso que debió reconocer la cobardía de mirarla con detenimiento, después de un instante una mezcla de sensaciones lo invadió: felicidad, nostalgia, frustración y mucho más que no sabía describir.
Sus sentimientos no habían cambiado reconoció asombrado. Los recuerdos comenzaron aflorar, desde el primer día en que la vio hasta ese encuentro fortuito. Ahí estaba, como si hubiera sido hace un instante,  inmediatamente llamó su atención y, al fijar su vista en ella descubrió un rostro hermoso: su simetría era casi perfecta, de tez morena, ojos color café, sus labios de un color rojo exquisito, para él; vestía: una falda color chocolate, una blusa rosa pálido y su cabello era largo y lucía un tanto salvaje por como lo acomodo aquella vez. No pudo evitar mirarla con detenimiento, algo que ella percibió, porque cuando le miró hizo un gesto que, en conversaciones posteriores, jamás se atrevió a preguntar qué significado tenía aquello.
Un ruido en la cocina lo trajo de vuelta a la realidad, y vio con asombro como su gato tenía desparramado por todo el piso el alimento que con seguridad él, olvidó guardar por la mañana —¡Qué voy hacer contigo! —exclamó—. Ya no tienes remedio por más que trato no te aguanto, te volviste completamente salvaje desde tu escape de la semana pasada —. El gato lo miró con asombro al ser descubierto y huyó rápidamente hacia el patio de atrás por la puerta que su amo muy enojado abrió. Era el colmo ya no sólo debía preocuparse en atenderlo, sino que además de recoger todo lo que el animal destrozaba después de una ausencia de dos días, esto lo hacía dudar de mantenerlo a su lado, por cómo iban las cosas más que una compañía se había vuelto un fastidio. Luego que terminó de guardar la comida subió a su habitación y se tendió en la cama, las imágenes comenzaron a llegar nuevamente a su cabeza y como una película comenzó a revivir los momentos que vivió junto a ella, en realidad nada especial había sucedido entre los dos, pero aún así no dejaba de pensar en ella con el mismo amor que comenzara a sentir desde su partida hace cinco años.

Camila siempre fue un misterio para él, y eso la convertía en un desafío que ganaría a como diera lugar. Si debía describirla con su primera impresión tendría que hablar de su belleza, era inexplicable como una mujer de esas características, quien nada tenía que ver con sus gustos personales, logró llamar su atención, pero no cabía duda, lo más significativo para él era su timidez y la porción de ingenuidad que esta le daba, actitud que con el tiempo, debió reconocer como auténtica.
Jamás pensó tener algo serio con ella, pero no podía explicar el porqué de esa atracción, lo más probable, y que aceptaba como explicación, era que su inocencia lo arrastraba hacia ella. Deseaba saber si era cierta la impresión que daba, pues ya no era necesario fingir como solía suceder décadas pasadas, en que las mujeres debían guardar cierta distancia de los hombres y con esto despertar un mayor interés de su parte; además, esto les permitía resguardar su honor frente a su entorno. Le era inconcebible que en estos tiempos existieran reparos en demostrar todo lo se siente a otros, un desafío extraño para él, pero que no dejaba de ser interesante de alcanzar.
Cuando vio la oportunidad de acercarse a ella no lo dudo, Alejandro un amigo en común fue su ayuda, le comentó lo impresionado que había quedado al descubrir a aquella muchacha y sus deseos por conocerla. En ese momento su amigo no pudo contener la risa y confesarle que ya la conocía, pues era hija de una amiga de su madre y ellas desde hace una semana llevaban visitándose mutuamente, ocasiones en las cuales habían tenido tiempo de conversar. También le aseguró que no era el tipo de mujer a las que él estaba acostumbrado, que era prácticamente una niña, que no conocía demasiado de la vida, era demasiado confiada, todo lo traía a bien y que por sus conversaciones podía decirse que era extremadamente tímida, aunque sí, debía reconocer que esto le daba un aire encantador. Y aunque, a Antonio, le costó convencer a su amigo éste accedió a presentársela con la condición que pensara muy bien las cosas, pues él no estaba dispuesto ser quien contribuyera a la infelicidad de otra persona.
Si bien en un comienzo le desagradó la actitud de ella, por su lejanía con las personas, no tardó en fijarse que esto se debía a su timidez; y que cuando les conocía mejor era capaz de desenvolverse sin ningún reparo. A él este contraste en ella le pareció interesante, pero jamás dejó de lado su principal objetivo, y sin ninguna fijación en las advertencias de su amigo continuo con su juego.
En la actualidad este recuerdo le produjo demasiado enojo, ¿cómo había sido capaz de algo semejante?, e hizo que comprendiera en parte la actitud de ella con su encuentro en la calle. No tenía dudas, creía que ella se había percatado de su presencia aunque pensó —si encontré que ella está bastante cambiada ¿cómo no voy a estarlo yo también?—, pero aún así, no dejaba de atormentarlo ese modo tan frío cuando paso junto a él.
Volvió a su memoria el día en que trató infructuosamente de invitarla a pasear. No dejaba de ser una buena excusa para estar solos, pero ella quizás de forma más sabia no accedió a esta proposición. Si bien, además de su enfado tuvo que soportar una tarde de lo más aburrida en compañía de los hermanos de ella, el balance fue positivo. Estaba seguro de sumar puntos con una actitud de paciencia. No podía creer que ya pasaba un mes y Camila aún no se dejaba convencer, es más ni siquiera se daba por aludida. Pero notó una tarde que su actitud era distinta, estaba intranquila, no dejaba de caminar de un lugar a otro, y cuando estaba a punto de preguntar qué sucedía ella comenzó a llorar. Esto lo conmovió y se decidió a abrazarla, pero para su sorpresa ella le pidió que por favor no lo hiciera, que no le gustaban ese tipo de cosas, fue en ese momento que descubrió algo especial; ella era,  a pesar de ese rasgo de timidez, muy fuerte. La decisión de decir lo que le desagradaba o incomodaba, le entregaba una característica que nunca había sido capaz de atribuirle. Y aunque trató de conocer en profundidad los motivos de aquel llanto solo obtuvo por respuesta: — Perdón no puedo, soy incapaz de hablar en forma coherente. No es mi intención ser grosera, pero creo que por el momento quiero estar sola —, por lo que debió marcharse; pensando en que no tardaría en conocer los pormenores de aquello. Pero aunque dos días después, Alejandro, le comentó haber estado en su casa y que todos estaban preocupados por cómo se encontraba Camila, no fue mucha la información que obtuvo, nadie entendía lo que sucedía. Lo que estaba claro era que su estado físico se encontraba ligado con lo emocional y que mientras ella no se diera animo  nada mejoraría.
Luego, de no haber contado con su compañía por más de una semana debió reconocer que la extrañaba más de lo que estaba dispuesto a admitir. Deseaba verla; sí, lo deseaba, contemplar esa tranquilidad que transmitía, esa seguridad en todo lo que hacía, una delicadeza, que hasta hace muy poco le resultaba insoportable por considerarla imposible en cualquier mujer, pero que en ella era posible admirar. Él sabía que ella no fingía, pero aunque sus sentimientos eran tan fuertes no podía definirlos con exactitud.
 Continuará...

viernes, 6 de abril de 2012

Aviso de una dama

Estimadas damas:

Deseo pedir disculpas por mi proceder respecto al blog, ya que no he podido publicar con la frecuencia que esperaba. En la entrada anterior me comprometí a entregar mi nueva historia, mas no he podido debido a falta de tiempo, y también por mi deseo de afinar algunos detalles de la historia. 

Por lo anterior he decidido fijar un día de publicación a la semana; el día elegido es el miércoles y comenzaré el 11 de este mes. Ya que para ese entonces tendré todo listo y dispuesto, gracias a este fin de semana largo.

Nos vemos hasta ese entonces.

Atentamente Jennieh